lunes, 21 de noviembre de 2011

Confusión

( séptima entrada final)

Se nubló mi vista. Solo podía ver las sombras de todas las mujeres corriendo. Después de unos minutos, la crisis pasó. Salí para ver que estaba ocurriendo.
Todo era un caos. Se escuchaban ambulancias. Los policías pedían qué las mujeres entraran al albergue pero algunas ya habían escapado. Caminé unos metros y vi a un hombre en el suelo. Tenía un disparo en la espalda y otro en la cabeza. Un policía  gritó qué me fuera inmediatamente de ahí. No podía dejar de ver a aquel hombre.
Regresé a la entrada del albergue. Los policías ya estaban golpeando a las mujeres que no querían obedecer. Por un momento pensé en escaparme pero la imagen de ese hombre invadía mi mente. Entré. Había pocas mujeres y algunas estaban llorando. Estaba muy nerviosa y me mataba la curiosidad por saber que había ocurrido.
Se escuchaban más ambulancias. Llegué a la conclusión de qué no solo era una persona muerta. No entendía que había pasado. Recordé qué al llegar al albergue vi que los hombres estaban recibiendo armas. Tal vez algunos se querían escapar y los militares les habían disparado. Ya no aguantaba más la situación. Todavía no empezábamos nuestra misión y ya quería dejar todo. Tarde o temprano yo también terminaría muerta.
Me puse a pensar en todo lo acontecido. Mi teoría era que solo nos usarían para matar a los no católicos y al final también acabarían con nosotros. Tenía que escapar lo mas pronto posible.
Estaba dispuesta a irme pero el compromiso qué tenía con Dios no me lo permitía. Estaba  de por medio mi religión. Tenía que empezar a confiar en aquella gente que nos había reclutado y lo más importante: cumplir la misión. Dios nos salvaría. Él no dejaría que muriera.  Necesitaba investigar qué había ocurrido. Estaba pensando precipitadamente y eso me traería graves consecuencias.
Me dirigí a la puerta para hablar con un policía. Apenas di unos pasos y uno de ellos dijo que no me atreviera a dar uno más o moriría. No podía creer lo que me había dicho. No di un paso más. Las demás mujeres solo se me quedaban viendo.
Pensé que mi teoría era correcta. La situación estaba empeorando y tenía que estar preparada para cualquier cosa. Necesitaba saber que ocurría en otros albergues.¿ Los demás católicos ya habían empezado  la matanza? Era urgente esa información.
Decidí huir. Ya no me importaba si moría. Tenía la necesidad de saber que pasaba en otros lugares del país. Corrí lo mas rápido que pude. Los policías gritaron que no lo hiciera. Solo esperaba que una bala atravesara mi cuerpo. Decidí no voltear y seguir corriendo. Solo escuchaba gritos y disparos al aire.

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